martes, marzo 16, 2010

Tu risa suelta, al otro lado del teléfono
contagia de alegría mi corazón
y mi alma siente que aspira aire limpio,
fresco y puro, como aquel
que aspirábamos todas las tardes
cuando paseábamos
sin saber que era aquello
que teníamos entre manos,
tú, yo y un bonche de cosas nuevas,
cocinándose a fuego medio,
calentándonos despacito el pecho,
las galletas en forma de mariposa
aquellas que llenaron mil y una veces
nuestros estómagos vacíos de ansias
siguen siendo las favoritas de mi apetito
ese nervioso por ti, por mi y por las ganas.

La ausencia de ti pasea
por la habitación llena de extraños,
llena de sueños pasados por alambique,
el viento filtraba ruidos internos,
como saliendo de puntillas por la garganta.

Y me vi así, en el suelo,
besando la sombra de tus zapatos
con mis labios reventando en risas,
subiéndonos a la patineta,
vieja tabla transformada en burro,
aquella amiga de la broma…

y las horas se hicieron segundos resumidos,
y me quedé ahí, así,
como amando el piso de tu habitación a media luz vacío.

viernes, marzo 05, 2010

Anoche me arranqué el ojo de la frente con unas pinzas
para no ver tu caminar por la estancia en penumbras,
tu presencia altera la vibración cósmica
que mi cerebro casi inhumano recibe de madrugada
con el reflejo del a luna, sin embargo, tus pasos arrastrados taladran el piso lastimosamente y yo
lamento el no poder arrancarme el tímpano
para dejar de oírte...

Algunas noches siento que me llamas

por que tengo una deuda contigo,
lo cierto es que no sé qué es lo q pides,
mucho menos cómo he de pagártelo.

Anoche me arranqué el ojo de la frente con unas pinzas
para no ver tu caminar por la estancia,
hacía frío y sin embargo yo sentí que me quemaba.