Me fumo con dulce paciencia
el perfume que has dejado flotando
en la atmósfera habitacional de mi espacio...
Te escucho reír al otro lado de la habitación...
tan sólo es el eco guardado,
un fantasma de tu risa encapsulado
dentro de las paredes...
Un escalofrío eléctrico
me eriza los cabellos de la nuca,
allá fuera empieza a llover.
Me encantaría tenerte en casa
y prepararte el café...
Te invito a vivir sobre mi almohada.
2 comentarios:
Este poema debe ser escrito en una pared entera...
algo tarde la respuesta Arevalo... uno de estos dìas se lo tatuo a un muro, veràs!
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